lunes, 9 de octubre de 2006

Socorro!!! ... Nos invaden!!!

Son las ocho de la mañana, y mi reloj biológico no dió pa más.

Es tiempo de abrir los ojos y comenzar a vivir de nuevo.

Los planes son muchos, si está nublado, me sirvo un té y seguro me voy de paltas, pero si el sol brilla, es otro cuento y las alternativas muchas ...

En bicicleta hasta las Torpederas o en bikini a las Salinas.

Mi dedo catador, me indica lo segundo.

Rapidamente voy por mi siempre listo bolso playero, en él, siempre está mi bloqueador, mis lentes de agua, la remera, mi jockey, un par de gafas, una manzana y una botella con agua ... aps, y of course, mi fiel fotografinka.

Rauda voy por el duchón y la pinta de siempre, lo más simple posible, para no perder el tiempo en sandeces.

Felíz cerro abajo, mi destino las Salinas, no hay prisa todos duermen, más mis ansias, no me dejan respirar.
Hay que llegar primero, estar de madrugada, sentir el aire húmedo aún helado y maravillarse mientras el sol empieza recién a calentar.

El agua es fría, más te anima a activar hasta la última celula de tu cuerpo aún dormido.

Tus neuronas retroceden a tus tiempos infantiles y te entretienes sonriendo, gritando y dando saltitos de mono tratando de esquivar las olas que se despertaron mucho antes que tu deseo.

Un poco de sal y arena, agua y sol, mas el ruido envolvente del oleaje espumoso. NADA es comparable a mi mar chileno.

El Caribe, siempre tibio, con sus aguas turqueza, una cazuela al lado del Pacífico. Sin ruido y tan obvio que no tiene chiste para jugar al que te pilla. Ni hablar de marejadas que te agarran de una pata te revuelcan en la arena y terminas medio leso, mirando al norte pa disimular por si algún paisano te saco la foto justo en el momento en que tu traje te quedó en los tobillos ... jajajaja.

Pasado el bochorno, a la carga nuevamente, hasta que te vence el aire y te baja el letargo propio del relajo marino que te renueva las celulas con el punch necesario para darle a la matraka una nueva semana.

Así disfruto mi mar y entiendo a los santiaguinos, que se vuelven locos por un fin de semana largo, a mil por hora, cuan energúmenos por la sesenta y ocho, a toda prisa, no hay tiempo que perder.

A lucir las zapatillas, esas que solo salen del closet, los fines de semana largo. Short y poleras de marca pa tratar de impresionar con el estigma deportista que solo tienen en sueños.

A medio dia y en patota, con baldes y mascotas, todo el mundo a la playa, a disfrutar a concho.

Ahí se quedan todos, unos pegados a otros, entacados y aclanados, idem a la urbe, no saben ir de otra forma que no sea apatotados.

Son muchos, miles de santiaguinos que se vuelcan estos dias de fin de semana largo. Comprensible y casi humano, toda la costa para ellos.

Los porteños nos recluímos y solidariamente les entregamos la costa completa para que la disfruten toda, a ver si en una de esas, logran relajar el nervio capitalino.

Total, mar tengo todo el año y pa mi siempre es gratis, a la hora que deseo me bastan solo las ganas pa bajar a disfrutarlo.

Bienvenidos santiaguinos, disfruten de nuestro mar a fondo.

Un mensaje de buenas costumbres:

Respeten nuestras playas y regresen sanos y salvos, MAS, no olviden de regreso, llevar la basurita, que acá no sobra nada.
(Foto by MadPat: Playa Blanca, Ago - 2006)

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