La playa siempre te sorprende, nunca es igual un día de otro, ni el sol, ni el viento ni las nubes ni el calor, ni su gente....todo esta en constante movimiento.
Vivir en la costa es una delicia, poder caminar libremente los fines de semana por la orilla, hundiendo tus pies en la arena húmeda y suave, aspirando el perfume marino es impagable.
Para mi es esencial nutrirme de ese aire salado, energizarme con el oleaje chispeante que a veces te sorprende con sus furiosas marejadas.
En este tiempo ya se ven trajes de baños, y gente alegre bajando de los cerros desde temprano para disfrutar el día.
Los mas joviales, calzan zapatillas antes de que el care-gallo pegue fuerte y te pinte de café la piel.
Otros, en sus bicicletas, recorren veloces la costanera de punta a cabo.
Muchos llevan a los chicos con baldes y palas a empolvarse de arena.
Varios pasean sus mascotas felices de tanto espacio disponible.
Siempre es un agrado en cualquier hora del día, caminar por la costa.
Generalmente bajo temprano, cuando el sol aun no quema.
Camino Playa Blanca hasta los Marineros muy cerca de las olas, escuchando y admirando su fuerza juguetona.
Al final de la larga playa, descanso un rato admirando a los surfistas, pescadores y toda la gente que vino con la misma intención mía, disfrutar del hermoso mar.
Ayer domingo, mientras miraba el fuerte oleaje marino.
De la nada y desde la playa del lado, dos motokeros de agua, se desplazaban haciendo piruetas entre medio de las olas.
Fue un espectáculo verlos, sin pedantería ni egocentrismos, este par se paseo por toda la costa mostrando sus habilidades de saltos entre las olas.
Seguro forman parte de algún grupo acuático, por la destreza que mostraron al manejar sus máquinas.
No lo pensé dos veces y prepare mi máquina para inmortalizar algunos saltos.
Me divisaron desde el agua y notaron mi interés, gentiles, se dieron una par de vueltas mas esperando ser retratados por mi camarita digital.
No fue fácil inmortalizarlos, hubo saltos espectaculares, dignos de grabarlos, sin embargo con la fotografinka, había que estar atento y adivinar en que ola saltarían fuera del agua.
Luego de un rato, se alejaron por la costa rumbo al puerto, iban muy cerca de la orilla, jugando entre ellos, deleitando a todos quienes quisieron disfrutarlos.
Largo rato después, mas de una hora pasó, venían de regreso al origen, seguramente Reñaca.
Nuevamente hubo aplausos y el agrado de ver entretención de este tipo, gratis en la costa.
Así me sorprendo cada fin de semana con algo diferente de esta hermosa bahía.
Vivir en la costa es una delicia, poder caminar libremente los fines de semana por la orilla, hundiendo tus pies en la arena húmeda y suave, aspirando el perfume marino es impagable.
Para mi es esencial nutrirme de ese aire salado, energizarme con el oleaje chispeante que a veces te sorprende con sus furiosas marejadas.
En este tiempo ya se ven trajes de baños, y gente alegre bajando de los cerros desde temprano para disfrutar el día.
Los mas joviales, calzan zapatillas antes de que el care-gallo pegue fuerte y te pinte de café la piel.
Otros, en sus bicicletas, recorren veloces la costanera de punta a cabo.
Muchos llevan a los chicos con baldes y palas a empolvarse de arena.
Varios pasean sus mascotas felices de tanto espacio disponible.
Siempre es un agrado en cualquier hora del día, caminar por la costa.
Generalmente bajo temprano, cuando el sol aun no quema.
Camino Playa Blanca hasta los Marineros muy cerca de las olas, escuchando y admirando su fuerza juguetona.
Al final de la larga playa, descanso un rato admirando a los surfistas, pescadores y toda la gente que vino con la misma intención mía, disfrutar del hermoso mar.
Ayer domingo, mientras miraba el fuerte oleaje marino.
De la nada y desde la playa del lado, dos motokeros de agua, se desplazaban haciendo piruetas entre medio de las olas.
Fue un espectáculo verlos, sin pedantería ni egocentrismos, este par se paseo por toda la costa mostrando sus habilidades de saltos entre las olas.
Seguro forman parte de algún grupo acuático, por la destreza que mostraron al manejar sus máquinas.
No lo pensé dos veces y prepare mi máquina para inmortalizar algunos saltos.
Me divisaron desde el agua y notaron mi interés, gentiles, se dieron una par de vueltas mas esperando ser retratados por mi camarita digital.
No fue fácil inmortalizarlos, hubo saltos espectaculares, dignos de grabarlos, sin embargo con la fotografinka, había que estar atento y adivinar en que ola saltarían fuera del agua.
Luego de un rato, se alejaron por la costa rumbo al puerto, iban muy cerca de la orilla, jugando entre ellos, deleitando a todos quienes quisieron disfrutarlos.
Largo rato después, mas de una hora pasó, venían de regreso al origen, seguramente Reñaca.
Nuevamente hubo aplausos y el agrado de ver entretención de este tipo, gratis en la costa.
Así me sorprendo cada fin de semana con algo diferente de esta hermosa bahía.
Fotos by MadPat: Playa Los Marineros - Viña del Mar - Nov-2007
1 comentario:
Con mar a la vista, difícil no comentarte.
Ya pasé la época de criticar a los supuestos locos que se atreven a arriesgar el pellejo de esa manera (es su pasión, que más da).
La verdad es que hay que apreciar el valor de estos gallos, es impresionante verlos cuando agrandas la foto.
Qué bueno que disfrutes de las ventajas de estar cerca de nuestro Pacífico.
Cariños.
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