Magia en la montaña.

Tal como imaginé...
Tal como lo soñé...
Tal como lo necesité...
El lugar perfecto...
Perfecto en soledad, llena de movimiento...
Perfecto en paz, llena de sol y luz...
Perfecto en armonía, llena de todos los habitantes del bosque.
Todo el universo presente.
Toda la energía emergiendo de la madre Tierra.
Todos unidos en un solo todo.

Hacia el Huemul
Amanecer frío, prometedor.
Camino misterioso incrustado en burbujas cristalizadas de lava.

Al final del camino el esqueleto del Waldorf... encantado... encantador.


El ascenso tremendo para lograr estar a la par, cara a cara con el Chillan. Volcán rebelde que emerge majestuoso en par.

Hacia atrás, el ojo del Huemul, en acuoso verde que espera para el refrescón antes del regreso en paz.

Agua Calientes
De madrugada, las fumarolas en acción.
Más arriba, primera cumbre y el adiós al Valle Las Trancas.
Agua de mote que de mote nada.
El arroyo arrullador, fresco y colorido antes de comenzar el ascenso final.
Largo, café, rocoso, montañoso, de giro en giro, a lo lejos, entre algodones de nieve, el cruce obligado con precaución de soldado, que si resbalas te conviertes en comida de aguiluchos.

La cumbre se avista lejos, lejos, lejos, mas arriba del cielo azul y helado, cruzando las nubes.
Atrás quedo todo ruido, gente, civilización. Ahora somos uno con cielo y Chillán el viejo.

Equilibrando el borde entre montaña y montaña.
Cruzando entre verdes y cafés, de repente negros.
La puerta al paraíso, se avista entre muchos hilos que caen desde la alta cordillera, los teje el rebelde Chillán, en carrera loca compitiendo con nuestra bajada.
Veloz hacia abajo, todo hacia abajo, correntosos que debemos salvar para lograr el lugar prohibido.

Prohibido encontrar…
Prohibido contaminar…
Prohibido copiar…
Prohibido volver, si no quieres permanecer para siempre atrapado en los acunadores pozones de aguas calientes.

Largas caminatas de días completos, llenos de magia y misticismo, de muchos mundos acumulados e intactos aun, que permanecen escondidos al ojo humano. Abierto solo al amante de la naturaleza.

El amigo
Generoso, cariñoso, autentico, que da y da y da. Así es Sergio, con su calidez marcada a fuego en la piel curtida de tantas alegres caminatas, conversas y compartirse con el universo todo.

Gracias miles, volveré y me quedaré. Hoy me llevo un pedacito de cielo, de verde, de paz, de armonía, de luz, solo me falto un carpintero.