Me cansé de llorar...

...Se me acabaron las lágrimas...
Eso dijo el ojologo en este control.

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Lo que me transportó al mil novecientos noventa y cinco y subiendo, cuando empecé a amermelar por años, al borde del precipicio.

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Vague por tantos caminos ambiguos y destructivos que me perdí del raciocinio y lucidez.

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No era capaz de tomar decisiones y mi vida era manejada como un vulgar y simple títere.

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Mi mente era capaz de razonar pero no-tenía la fuerza necesaria para enviar las señales de STOP frente a tanta inconsistencia.

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Me deje gobernar por bajas intenciones y manejar de la manera más burda y antigua que existe en el Mundo.

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Eso genero mucha desazón, desesperanza, tristeza y descontrol en mi vida.

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Llore tanto y tan desconsoladamente que mi deposito lagrimal se fue secando.

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Las lágrimas brotaban sin control y no había voluntad de retenerlas, se escapaban como llave abierta.

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De la nada y frente a tanta angustia e impotencia mi único consuelo era derramar lágrimas a mares.

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Fueron años negros y sin rumbo, muchos años de navegar entre miseria, mentiras e hipocresía, y claro, después de tal despilfarro, mi despensa de lágrimas hoy esta vacía y mis ojos arden en el desierto.

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¿Cómo puede un ser humano llegar a ese nivel de incapacidad?, A sabienda de situaciones sin propósito noble ni beneficio universal?.

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Enseñanza es la única explicación decorosa.
Y embarcarse en la lección más dolorosa de la existencia humana, no siempre te deja bien parado.

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Personalmente me costo mucho salir de ese pozo oscuro y profundo, es mas, aun hoy no sé si ese episodio negro de mi vida esta completamente cerrado.

Hago eco de palabras amigas: ...“Tu entierras a los muertos vivos”... es probable que así sea, y aun queden zombis rondando mi espíritu libre.

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Hoy tengo claro que al menos tengo la sensibilidad de empatizar con personas que les toca vivir situaciones similares y aunque no lo justifico, porque de eso nada bueno aprendí, al menos sé que se puede salir adelante, que la verdad es mas fuerte, y que frente a lo adverso puedes pararte y seguir caminando con voluntad.

Estoy en eso, avanzando simple y despacio, sintiendo nuevamente el control de respirar en paz, aunque deba llevar en mi bolso, un frasquito de lágrimas artificiales.