viernes, 27 de marzo de 2009

Treinta años después...

Don Leo y la señora Meche, se encontraron en ese café que esperó treinta años para ser degustado.

Doña Meche con bastantes años encima, ya no le contaban cuentos y don Leo con otros tantos a cuesta, se las sabia por libro.

Así se dieron las cosas, frente a una humeante tasa de té.

El sol en el horizonte, jugó con las olas y entre gaviotas alegres, melodiaron notas de fondo.

Los mozos sonreían, al verlos disfrutando el cuento de las visitas, lo que nunca supieron, es que la mentada cita, se programó hacia atrás y treinta años luego, se volvió realidad.

Cuanta agua bajo el puente?, solo ellos han de saber, cada uno por su lado, corrieron a su modo, cansados hoy de vagar, sentados frente al mar disfrutan hoy su esperado café.

Muchas cosas por decir, pendientes de parlotear, vidas pasadas, instantes y alegrías casi olvidadas, hasta esa tonta canción que a doña Meche hacía siempre sonreir, toda vez que a don Leo le daba por entonar.

Con que propósito cantaba?, solo para ver reír a la doña, que de seguro segurito, algo mal le habría parecido y su rostro transfigurado exigía pronto reparo.
Frente a tanto silencio, nada mejor que cantar la consabida Candelaria, que al instante el espacio, plagaba de carcajadas risueñas, volviendo ambos a ser, de los mejores amigos.

Dos seres reencontrados, dos personas ávidas de saber, dos almas inquietas que hoy fueron por el ayer.

Cuanta vivencia y nostalgia? arrumbada en el baúl?, entre telarañas de olvido, reflotaron lo mismo, que el barco a la distancia con su silbato de graves, despidiendose del puerto alaridamente hacia aguas mas turbulentas.

De salida ya, y seguros de si mismos, con pie firme y frente amplia, lucidos por la vida, supieron encausar los senderos tempranamente trazados.
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Hoy ya todo forjado, es hora del recreo y que mejor relajo frente a un humeante cafe?.

Algo queda de camino, y a su regreso sabrán que escaparon del pasado en búsqueda del circulo errante, que se perdió entre letras, de esa lejana biblioteca, donde tardes enteras estudiaron sus carreras, y soñaron algún día, poder llegar a ser grandes,…

Quizás ya lo lograron y talvez ya se olvidaron, de seguir soñando, que la vida es corta, que se vive a concho, siempre atisbando un mañana mejor.

Treinta años corrieron antes que don Leo y la doña, degustaran de esa taza, en la tierra prometida, con el mar de fondo y el sol como testigo.

Treinta años para ellos no mas que treinta suspiros.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Oscar De la Jara ha escrito a las 12:00 del 28 de marzo
Tu crees que ese encuentro entre Don Leo y la Doña, fue así tan real, tu imaginación es exquisita, me divertí leyéndolo y a la vez me emocione mucho por estos dos personajes, me queda la sensación que hay algo más en ellos que falta por descubrir, me gusto mucho tienes mucha habilidad en estas cosas, hay mucha inocencia y timidez, sin lugar a duda ... Leer másque son personas que vivieron muchas emociones cuando jóvenes y hoy con sus cuantos y tantos inviernos a cuesta quieren seguir viviendo esa hermosa primavera que les falta…

Anónimo dijo...

Mi querida MadPat:

Mucho tiempo que no me pasaba por tu blog, estube de viajes.
Me gusta tu escrito, como siempre entretenido.
Veo que experimentas nueva prosa, adelante amiga, tu habilidad es brillante.

Gabo

Anónimo dijo...

Cuantos Leo(s) y cuantas Meche(s) no se atraverán a disfrutar de esa taza de café?
Continúa encantando con tu blog.

Anónimo dijo...

Elizabeth Schuffeneger ha escrito a las 17:47 del 29 de marzo
yo me acuerdo de Doña Meche y Don Leo, siempre juntos........en la biblioteca.........en clases..estudiando.....

Anónimo dijo...

Oscar De la Jara ha escrito a las 9:19 del 30 de marzo
La Doña decía que Don Leo la hacia estudiar hasta la bibliografía, tu te acuerdas de eso mi estimada Elizabeth.

Anónimo dijo...

Elizabeth Schuffeneger ha escrito a las 17:54 del 30 de marzo
la verdad.....mi memoria no da para tanto, me acuerdo de que llenabamos cantidades de hojas con ejercicios, pero la ¿ hasta la bibliografia?, mmmmmmmmmmhhhhhhhh.......en una de esas.......

MadPat dijo...

jejeje, que entretenido diálogo, bueeeee sea como sea la doña y el don hicieron de las suyas en la biblio.... jajaja.

Anónimo dijo...

¡¡ Es tan coincidente con una vivencia personal!!. El café, los recuerdos, la experencia vivida en esos 30 años, la emoción del reencuentro, el mar, la coquetería, las canciones que escuchabas en ese tiempo y que las vuelves a recordar.
"Dos almas inquietas que hoy fueron por el ayer". "La vida es corta, se vive a concho".
Me gustó amiga, fue grato descubrir un don tuyo que por la edad que teníamos cuando nos separamos, no sabía que existía.
Te digo ahora lo que dije en ese encuentro después de 30 años: "GRACIAS A ESTE BENDITO FACE QUE HACE ENCONTRAR A ESAS PERSONAS QUE MARCARON TU JUVENTUD".
Cariños.....

MadPat dijo...

Veo que aún funciona mi bolita de cristal... je-je-je.
Como alguien dijo por ahi: "Cuantos Leo(s) y cuantas Meche(s) no se atraverán a disfrutar de esa taza de café?"... Muchos amiga, al menos tu te atreviste y estas felíz, es lo importante.
Abrazos

Anónimo dijo...

Oscar De la Jara ha escrito a las 19:18 del 01 de abril
A ver esa parte que hicieron de las suyas en la biblioteca... me perdí algún nuevo capitulo de la vida de esta singular pareja, lo que me agrada de esta historia es que Don Leo y la Doña nunca estuvieron sin ser observados, ¿se esperaría algo más?, es aquí cuando uno quiere regresar el tiempo en vez de seguir avanzando, ¿Qué hubiera pasado? interesante… así como el cuento de Peter Pan no haber crecido nunca y haber vivido tan grande inocencia…

…Mi hijo me dijo un día que se sentía inmensamente feliz, y que no le gustaría crecer, quiero ser niño siempre, me dieron ganas de llorar pero no lo hice delante de él, que hermoso es amar en la inocencia y en silencio…