Reencuentro

Fue inmediato, casi instantaneo, como antaño, cuando la necesidad era imperiosa y nada podía detenerme.

Debía llegar pronto a escucharte, olerte... queria sentir tu sabor salado, tu furia descontrolada, tu rabia bramida y tu descontrol.

Corrí cerro abajo, a mil por horas, como si un segundo retrasado me haría perderte para siempre.

Entendi tu ira, te había abandonado, y en ese abandono, allá en lo alto de la cordillera, sentí tu llamado, casi lastimero, decidí regresar.

Hoy lo hice, con toda propiedad, regrese hasta ti y pude ver, que aún estas allí, que nada ha cambiado, que esperaste por mi como siempre lo has hecho.

Senti tu fidelidad, tu nobleza, sentí que nada ni nadie podría interponerse, ni mil montañas harán que mi sentimiento cambie.

Inseparables, unidos para siempre, sin necesidad de palabras, nuestras esencias se reencuentran una y mil veces.

Busque nuestro lugar, donde tantas veces me acunaste, donde tantas veces me consolaste, donde nos reencontramos siempre, donde contra viento y marea, sabia a ciencia cierta que esperabas por mi.

Llegue y brillabas, como siempre, con tu musica adormecedora, con tu energía reconfortante.

Tu chispeante risa, me volvio a la vida.

Una vez mas lloré en tus brazos y pedí consuelo por haber creido en brillos que desaparecen cual estrella fugaz, antes de un segundo en noche estrellada.

Nos reencontramos y todo volvio a ser calmo, el sol, la arena, tu y yo, en armonía, en paz y equilibrio.

A veces creo que un dia entraré en tus aguas a hundirme para siempre, en tus brazos húmedos.

Mientras, recordaré pasadas vidas, cantando acordes junto a ti, dejandome llevar en tus aguas, a veces tibias, a veces frias.

Descansaré para siempre en tu fondo, junto a todos quienes te acompañan en este eterno vaiven, meciendonos una y otra vez.

Pacifico, te extrañe tanto, desde lo alto, no pude ver tu luz, desde lo alto, me dolió tu ausencia, desde lo alto, supe que no soy de allí, que solo iré algún día, para regresar siempre hasta tus frias aguas saladas.