domingo, 20 de marzo de 2011

Tu-Sunami

Luego de estar por mucho, congelada, luego del último balde de agua fría y que ya paso a mejor historia…

La vida siguió su paso vertiginoso, se nos vino el fin de año, el cual casi no percibí, salvo por la gentileza de amigos incondicionales que amablemente nos invitaron en platea a disfrutar de los juegos de artificio, con una vista impresionante de la hermosa bahía, alegres, vimos brillar el cielo nocturno que no me había atrevido a mirar desde esa fatídica noche donde luna y estrellas confabularon para el desatino montañés.

Sin cámara, solo disfruté de los miles de colores que en el cielo subían a perderse una y otra vez, volví a ser niño, a celebrar tantas nuevas cosas que de regalo empezaban a mostrar que este nuevo año sería distinto de todo.

El mar tranquilo, prestando una vez más, su inmensidad para el esplendor de tan magnífico acto, el escenario preciso y a luz de todos, todos quienes quisieron venir y disfrutar de ese tradicional espectáculo.

Hasta ayer, que apresurados todos, y luego que el ícono nipón herido en sus entrañas, se revolcaba de pavor frente al mundo entero…

De prisa cada porteño, cogía sus cosas y huía en silencio hacia los cerros, al interior, los más asustados, hacia la capital o lejos del horizonte marino los apanicados.

En San Martin mi parada, no pude evitar cruzar la calle desierta, sentarme a admirar una vez más ese bello atardecer.

Quieta de alma y mente, intente conectarme a las profundidades para saber el porqué de tanto dolor y furia expresados en gigantescas olas de magnitudes incontrolables… solo escuche lamentos… lamentos de miles de ballenas, de delfines y de tantas especies hoy extinguidas, escuche tristeza y recogimiento, escuche silencio y sabiduría, escuche belleza y calma, escuche amistad y consuelo, escuche lo que siempre escucho cada vez que bajo a conversar con el mar.

En cavilaciones profundas, plenos, entretenidos ambos, estábamos, el mar y yo… la ley me despertó de un solo pito que ensordeció mis oídos: EVACUAR!!!!, fue la orden, y todos, mudos, ciegos, hacia los cerros en fila india, no había posibilidad de permanecer allí.

Filas humanas en auto y a pie intentaban alcanzar lo alto en cerros. La Gómez es uno de los más altos y los tacos eran insostenibles al momento de la evacuación, aún así, debía alcanzar a estar en casa, aunque ya estaba en casa.

La inquietud se había sembrado por doquier y cada quien intentaba guardar la calma esperando lo inesperable, en paz, solo quedaba eso… esperar.


Si la gigantesca ola se dignaba arrastrarnos hasta lo más profundo del océano, sería regresar a casa, de lo contrario, sería un día más, pero ni lo uno, ni lo otro…

Temprano y sintiendo que tu-sunami solo fue eso, un sunami mental, agradeciendo que todo regresaba lentamente a la normalidad, que los barquitos que la tarde anterior había divisado escapando a lo lejos, presurosos por resguardarse fuera de las costas, ahora empezaban a regresar.

En el plan, temprano por la mañana muy pocos se atrevían a caminar sus calles, para mí era imperioso, no podía perder ni medio segundo, así se fue dando ese gris y helado día post-tu-sunami.

Luego de acomodar la chasquilla partí rauda, lo más veloz posible, hacia el interior, debía estar a tiempo, la cita estaba agendada hacia un año atrás y ni tu-sunami fue capaz de echar por tierra el evento.

Ahí estuvimos todas, entre flores y naturaleza, siendo testigos de la persistencia de nuestra amiga, que cruzo cielos y montañas para celebrar en gloria y majestad la promesa más importante de su vida… todo fue celebración.

Por la tarde, del siguiente día, cuando ya era una año más en mi calendario, regrese feliz a reencontrarme con ese mar divino, todo estaba igual, nada cambió y tu-sunami solo fue una triste y fría amenaza, aun nos queda tiempo pensé, para limpiar en parte, lo que nos hemos encargado de tirar en este maravillosos planeta que hoy clama por justicia y venganza.

Tiempos de cuentas, tiempos de cerrar ciclos, tiempos de perdón y verdad…

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Mario Contreras Gonzalez
20 de marzo a las 20:14

Que exquisita forma de plasmar tus pensamientos.
Me hace evocar nuestras conversaciones de juventud.

Anónimo dijo...

Como siempre amiga, sorprendiendonos con tus escritos, te estabamos hechando de menos.

Gabo

Anónimo dijo...

Jacqueline Navarrete
Muy entretenido y pleno de poesía el Tu-Sunami, todas las zonas costeras de Chile en la misma sufriendo terror por "la ley". Tienes mucha razón, fue mental, se creó psicosis a la población (me recuerdo de la psicosis de las turbas saqueadoras a hogares que nunca fue, post 27F-con todas las medidas de seguridad por barrio) y se festejó la coordinación de10 horas de anticipación de una alerta y posterior alarma de evento que ocasionó un daño menor. Tu amor por el mar lo describes maravilosamente.