Regreso del olvido, más grande, mas pelado pero en esencia
el mismo conejo grandulón y bonachón de siempre.
De la nada, entró a mi tienda y luego de mirar medio
asustado, se sentó en mi silla y me miró con la misma sonrisa burlona de
siempre…. “un caramelo?” preguntó, --
estoy a dieta -- le contesté. No sé si
entendió eso de la dieta, quizás no, ya que solo entiende lo que quiere
entender.
Tanto tiempo sin ver a Ram, hasta me olvidé de sus
travesuras y aventuras, de esas que solo a él le pasan.
Al rato, de unas cuantas palabras, me di cuenta de que nada
cambió, es como si hubiese estado durmiendo en su caja de vampiro, hasta que mi
dedo mágico lo despertó.
Hablamos de todo, del mundo, de cuentos, de maldades, de
todo; y cuando se acabaron las palabras,
se paró de mi silla y se fue.
Hace rato que no regresa el conejo Ram, no sé si se fue a
invernar nuevamente, aunque le advertí que estamos en primavera, igual como no
sabe de estaciones, inverna cuando se le da la real gana, y eso, es casi
siempre…
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