jueves, 10 de noviembre de 2016

En retrospectiva

... y cómo fue que llegué hasta aquí?

... Recuerdo esa escalera de fierro forjado en color verde, circular y vertiginosa, que ascendía piso a piso a vista y paciencia de todos...

Arriba, en la esquina nort-poniente, un pequeño espacio, alberga savia nueva, recién salida del horno, amoldables a la situación y con mil promesas que hacen brillar jóvenes esperanzas.

En el mesón central, cada mañana a las 10 en punto, lo primero que se deja ver es la variedad de sándwich que harán del nuevo día entusiasmo y diversión... el equipo demanda energía por los mas impensados poros.

Contagioso, los usuarios, atentos a esta nueva generación, sigue sin reclamar las indicaciones de que "un buen desayuno es esencial para el duro trabajo que se viene".
Cerca del mediodía y posterior al estiramiento de músculos por la bahía,  luego del suculento almuerzo, la hora de siesta no se hace esperar, el gran salón Perú da para todo... incluidas las competencias de juegos virtuales.

Aún recuerdo ese gran ventanal que mostraba parte del cerro Barón, donde muchas veces descargué mis Porqué?...

Buen tiempo y hermosa vista la del quinto piso del edificio de la Ex Fábrica Hucke, donde cada día subían los empleados a degustar su merienda.

Si te empinabas, podías ver algún mástil alejándose en el horizonte de la bahía porteña.
Cinco pioneros en un mundo que recién daba sus primeros pasos.
Sistemas de clase mundial, hoy invadiendo cada empresa que se merece, para la administración de su información.

Buen tiempo me trajo hasta aquí, donde la amabilidad y sencillez del porteño, cautivó mi corazón...  para siempre...

dedicado a Hugo, Marcelo, Carlos, Rubén y Nibaldo

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