Ciertamente el 2020 no fue año fácil, sin embargo al dar una vuelta optimista, la balanza se inclina positivamente. Año de aprendizajes, sin duda año duro en toda su extensión pero, qué lección bien aprendida no fue dura?
Sacrificios, partidas, tristezas, soledad, miedos, dudas, cuestionamientos, decisiones, etc… todo en un solo año y por supuesto, nadie lo esperaba, ni los mejores vaticinios lo habrían decretado así.
En mi traza doy fe de muchos ítems
concluídos, al inicio con temor, luego la confianza ganó terreno.
Este aislamiento propio casi impuesto lleva a profundas reflexiones, revisión de situaciones, lugares, personas y vivencias que, en cámara lenta permite ver el detalle del cual corriendo, no lograste visualizar en profundidad… eso que te incomodó, doblegó y logró sumar puntos negativos y que finalmente nunca diste una segunda vuelta… Pues, éste 2020 logró eso y mucho más.
Junto a dar las gracias cada día
por la existencia, y mientras dure, debes
saber que éste tiempo, no está solo para eso, lo complejo siempre ha sido dar
el paso, tomar la decisión correcta o no y luego avanzar, sin vuelta atrás… o quizás
sí, si de verdad lo amerita… tiempo sobra.
Así, sin miedo ni rencor, fue cayendo una a una las caretas hasta dejar la verdad desnuda, fuerte, cruda y dolorosa; es ahí cuando debes cambiar, corregir, eliminar todo lo que no suma. No es fácil pero al final se siente liviano, la misma sensación del regreso, bajando la montaña, destruído, cansado, con la mochila medio vacía y la sonrisa grabada a fuego en tu rostro por el nuevo logro a tu haber.
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