Invierno en Uruguay

Siempre es bueno embarcarse sin rumbo hacia lugares lejanos con costumbres diferentes, agudiza los sentidos y activa la curiosidad.

Me encanta viajar, un saco de plata para vagar por el mundo es mi mayor deseo.

Hay lugares que me atraen más que otros, en particular los de mucha naturaleza y respeto al ser humano.

Mi última aventura me llevo a uno de ellos, Uruguay, país tranquilo y de verdes paisajes, gente de clase, modesta y amable, hacen de este lugar un encanto. Su arquitectura e impresionantes jardines, su sobriedad y elegancia llenan los espacios de creatividad y verde esperanza.

Punta del Este es absolutamente turística, en este tiempo es un agrado recorrer sus blancas playas, calles desiertas, y acomodadas residencias. En esta punta es donde se unen el océano Atlántico y Río de la Plata.

Mi fotografnka esta repleta de imágenes inolvidables, mis recuerdos atesoran un nuevo lugar visitado y con tendencia ecológica, su slogan “Uruguay país libre de humo” ... me hace recuperar la esperanza de un futuro mejor.

No existen divisiones entre residencias, los verdes jardines deslizan tu mirada tan lejos como seas capaz de vislumbrar, no hay lugar para rejas ni alambres sobre postes, es cierto, estamos hablando de una ciudad de billetes pero que ha sabido mantener su dignidad entre tanta opulencia.

Circundan lugares llenos de encanto, Piriápolis, Punta Ballena, Portezuelo entre otros, que permiten ir descubriendo el encanto de Río de la Plata, arquitecturas únicas, ninguna igual a otra, imitando a la naturaleza sus colores se entremezclan entre terracotas y colores piedra, mimetizados con el paisaje del entorno.

Niveles y diseños propios de gusto elegante y sobrio, sin disminuir la opulencia que detrás de cada vivienda se deja ver.

No podría ser de otro modo la mente creadora del mundialmente conocido muralista Carlos Páez Vilaró, refugia su obra en su propia creación, Casa Pueblo, magnifica, de geografía loca y atrevida, rompiendo cánones “normales” de diseño funcional, una de sus muestras, describe un sentir que hago propio: “Sin locura no hay grandeza”, maravilloso, si no exitiensen quienes se atreven a romper esquemas, este mundo sería aun mas plano.

Portezuelo es el lugar escogido para mi refugio, me proyecto en sueños con placidos atardeceres finalizados por magistrales puestas de sol, un deleite su arena suave me trae a la mente Playa del Carmen, otro lugar donde mis pies se sumergieron acariciados bajo un blanco talco, es la misma textura de esta arena en Portezuelo.

Lo que maravilló mi curiosidad es que es un lugar escondido entre altos eucaliptos y a pasos de la carretera, lejos de ojos curiosos que no aportan al descanso. Aunque seguro en verano esta playa desborda en llenos total.

Montevideo es una ciudad cosmopolita, como toda gran urbe, esta llena de edificios, autos y personas que la hacen estar en constante movimiento, nunca tan cercana al stress que tenemos en nuestra ciudad capital, bastante mas ordenada, llama a recorrer sus espacios y lugares típicos.

Que no ajusta en mis registros? El café barroso de la rivera uruguaya, que se recorre a través de La Rambla bordeando el famoso Río de la Plata.

Al final de este paseo, el Mercado del Puerto, donde se puede degustar platos típicos del Uruguay, ambiente porteño, calido y amable de construcción antigua e imponente.

Piriápolis es otro lugar de encuentro, descansa en invierno preparando sus encantos para los miles de turistas que se dejan cautivar por sus playas y espacios de descanso. Sigue el esquema central con una rambla que recorre las cafés aguas de Río de la Plata. Tiempo para disfrutar y volver una y otra vez a este amable lugar.

Uruguay, uno más en mi agenda de viajes y muchos recuerdos para disfrutar.

Fotos by MadPat - 1: Playa de Portezuelo - 2: Solanas - 3: Punta Ballena - 4: Atadecer en Portezuelo - 5: Museo Vilaró - 6: Mercado del Puerto en Montevideo - 7: Piriápolis - 8: Obra de Vilaró