Un necesario Viernes para olvidar un poco esta gris semana...
En mi retina permanecerá por mucho tiempo la tristeza de los incendios vividos en la quinta región.
Recuerdo que el domingo pasado, contenta de que por fin los lugareños teníamos nuevamente las playas a nuestra disposición, me dispuse a bajar y caminar por la tibia arena, el sol estaba pronto a esconderse y la arena húmeda aun era buena sentirla bajo mis pies.
El humo en la parte alta de los cerros de Gómez Carreño era notorio y los focos no eran perceptibles de identificar.
Estando abajo, fije mi vista en el sol y un color rojo doloroso me hizo poner atención. No era un color alegre, ni común de una puesta de sol, aun estaba alto y no tenía por donde tomar ese tinte rojo desgarrador.
Los cerros altos de la quinta región estaban cubiertos de humo. Decidí suspender el paseo y regresar a casa, no tenia buen aspecto ese sol fulgurante.
Los ventanales abiertos de par en par para captar los últimos rayos solares, me jugaron una mala pasada, al interior, todo era gris y ahumado, las cenizas se habían colado por todos lados, quise retratar algunas tomas de cómo se veía entonces, solo al inicio de esta gran pesadilla.
En las noticias anunciaron que Quintay era el plan afectado y por los hechos vistos a mas de 60 kilómetros de distancia se intuía la intensidad de la catástrofe.
El lunes de madrugada el olor era asfixiante, el cielo a pesar de estar aun de noche, era de un gris opaco y nada se divisaba hacia los cerros porteños.
Por la noche del Lunes además de Quintay, las llamas alcanzaban a Curauma, 2600 familias evacuadas hablaban de la ferocidad del incendio.
De cerca supe lo que eso significaba, amigos y hermanos envueltos en esa sofocante vivencia en contacto frente a la adversidad.
El regreso del tocomocho por las tardes era lastimoso, el espectáculo dantesco hacia el horizonte, era solo comparable a películas de guerra y terror y esto a pesar de que las llamas estaban lejos de nuestra visión, el cielo no paraba de ahogarse.
Ayer Jueves cuando todo parecía controlado, el viento de mas de 50 kilómetros por hora, hizo un nuevo giro y mas de 20 casas, ahora en Laguna Verde, habían sido completamente destruidas.
Finalmente mas de 4.000 hectáreas fueron arrasadas por las llamas de un incendio provocado por mentes enfermizas que no tienen perdón divino.
Miles de árboles y vida muerta mas el riesgo de miles de personas que debieron evacuar y otros miles que desgastaron toda su energía en tratar de controlar la fuerza indescriptible de las llamas.
Cuánto tiempo demoraran en recuperarse esos cerros?, veinte?, cincuenta?, miles?, nunca, nunca se recuperará tanta vida destruida por el desquicio de mentes enfermas.
Links a noticias:
Combatiendo el incendio
Intencional
Evacuación Curauma
Controlando
viernes, 7 de marzo de 2008
Arde la quinta región
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