Te quemanto la churrasca?

De risas y recuerdos, de nostalgias y alegrías, de esperanza y fortuna, así fue mi último aniversario.

De mi amiga chilota que cambió papayas por curantos, sol por lluvia, calor por frío y que de un día para otro nos dejó sin su pastel de choclo, huérfanas de ricas tartas y sordas de palabras dulces y acogedoras.

Decidí que ya era hora de armar mochila, esta vez solo para ir de paseo por los hermosos canales sureños de nuestro bello país, y fue así como endilgué mis bototos hacia Calbuco.

Somos cinco, sobrevivientes en amistad contra viento y marea, cinco que alguna vez nos re-encontramos allá por lo de la Caja y que desde entonces, impajaritablemente intentamos seguir unidas y en contacto.

Una ya voló alto, tan alto que solo la vemos a lo lejos, cuando decide acercarse en  el pájaro de hierro desde el norte del globo terráqueo hasta la punta sur, del mismo globo.

Nuestra nueva chilota, quién también ya se alejó del centro de esta larga faja…

Y vamos quedando tres, medianamente cerca, luego que mis zapatos decidieron alejarse del smoke y el cemento.

Todas upa-chalupa, armamos tantos encuentros, entre apetitosos platos y disfraces, rotando de casa en casa, cada quien se lucia de acuerdo al turno, buenos tiempos!...  tiempos que como todo, se va esfumando en el diario vivir.

Eso fue lo que decidió mi destino inmediato, la idea fluyo como pez en el agua y sin excepción, todas acudimos una vez más, al encuentro, esta vez bien al sur de Chile.

Unas antes otras después, fuimos llegando y llenando la pequeña casita en la pradera.  Acogedora como siempre, Irus se deshizo en atenciones y cariño.

Un curanto bien chilote para celebrar, fue el deseo cumplido y coronado con una rica torta tres leches fresca... fresquecita, preparada por las dulces manos de mi amiga chilota.  Con huevitos de campo, pero campo, campo;... o mejor dicho huevos de campo-mar; ya que hasta las gallinas son sureñas pa’ sus cosas, claro, o dónde se ha visto una gallina poner huevos con y sin gallo?  Y bueno, solo hacen honor al género femenino chileno, con o sin gallo, se apechuga nomas…. Como todas, como nosotras.

Y a pesar de que la señal no es amiga de la casita en la pradera, se dio el instante de la comunicación de polo a polo, claro porque la nortina del globo no podía no estar, y como es la costumbre, la tecnología salvó la ocasión.

“Te Quemanto la Churrasca?” fue la frase pa’ l recuerdo, de historias sureñas y asimilado al “te tuesto pancito?”,  Con risas y aplausos, guardé esta palabrería en mis memorias.

Alegrías, brindis y sorpresas, así fue este buen encuentro.

De visitas a la feria costumbrista de los sábados, donde llegan los isleños a ofrecer sus ricos productos en almud.  En bote y al alba, llegan a instalarse en la principal, para llenar de colorido a todo el paseante que se digne asombrar de tanto producto fresco y cultivado a mano, con esfuerzo y sacrificio, porque el sur es bravo, pero nada amedrenta a la clase fuerte de Chile, la que sostiene este país, que tan maltratado esta por hoy en día.

Colores, miles de colores bailaron ante mis ojos; olores y sabores; entre piures, cholgas, almejas chilotas, chupones, milcaos y chapaleles, chicha de manzana y fresca verdura recién tomada de la tierra fértil, abundante y menos contaminada...  aún.

Así es mi patria y así son mis amigas, amigas de siempre, las que siguen en las buenas y en las malas, con las que hemos bailado y llorado, con las que hemos inventado un mundo propio de caminar juntas aunque la distancia física intente separarnos.

Y el pacto del nuevo encuentro ya está y será con todas presente, cuando la norteña del globo, decida encumbrar vuelo, directo hacia el fin del mundo.

Epílogo: 

De Salamanca y no de Ovalle es oriunda mi amiga chilota, (aclaración realizada).

Quien lo iba a pensar que este grupo de amigas me arrancaría letras? las que hace rato guarde en un rincón…